miércoles, 10 de septiembre de 2014

Reflexión: Palos de Ciego



El corazón nos mueve por un impulso(femenino) más allá de la razón (masculino). La razón es la que intenta darle significado al mundo que vemos. Más allá de ambos está lo que no entiende de corazón ni de razón, la conciencia. Es ahí donde llegas en la meditación.


La conciencia es aquello en lo que ni uno ni otro tienen significado alguno, el lugar de perfección, no juicio, solo respuesta, Amor.


Amor es la energía consciente por si misma, donde la razón y el corazón se disolvieron al completarse en su unión perfecta. Es la energía que responde sin preguntas, simplemente es un impulso sin expectativas, sana porque no conoce el significado de enfermedad, sana porque no conoce la diferencia, no conoce la dualidad. 


El hijo es dual, el padre y madre como misma figura son creadores de la dualidad, al haberse dividido para crear el mundo dual, el humano. El espíritu santo es el que elimina la separación entre el creador y lo creado,es la conciencia.


Conciencia es la ciencia sin consciencia de serlo, que contiene todo sin darle mayor importancia a nada. Nada y todo son lo mismo, sin significado, solo experimentación. El cero es la suma de los tres en disolución, sin límite, sin barreras, sin dimensión alguna por contenerlas todas, contiene todo sin consciencia de contenerlo. Ese es el triángulo.


Solo somos testigos de la mentira para llegar a la verdad. La mentira no tiene significado alguno. Nada en ella tiene importancia y por eso todo parece tenerla. El mundo dual es la mentira, ese que nos hace bailar a cualquier son, ese que nos manipula para crear importancia. La disolución permite llegar a lo que eres, la verdad.



Meditar es acallar la mentira, ir hacia tu interior para encontrarte con la verdad.

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